Los peluches son esos objetos que habitualmente suelen escoger los niños como juguetes de apego en su tierna infancia, siendo un elemento que les da cariño, consuelo y seguridad ante ciertas situaciones que les pueden resultar estresantes o desconocidas y los usan como muñecos de apego.
¿Qué es un muñeco de apego u objeto transicional?
Antes de continuar, se conoce por muñeco de apego u objeto transicional a un elemento animado en el que el bebé o el niño deposita un afecto especial. Generalmente son peluches, pero también puede ser una mantita o un objeto luminoso, por ejemplo, ya que es solo decisión del pequeño.
Es imposible imponerle un objeto de apego para que se sienta mejor al igual que es imposible quitárselo o querérselo cambiar por otro cuando lo ha elegido, pues hasta el olor influyen en esta relación tan especial que se establece. Pero lo que sí podemos es ofrecerle un amplio abanico de posibilidades para elegir el peluche perfecto, que encontraremos en webs como www.pelucheland.org, pues es realmente importante para ellos encontrar este tipo de afecto.
El peluche de apegocumple funciones psicológicas esenciales para los pequeños. Por un lado, se convierten en fuente de placer y seguridad cuando la madre, o la figura principal de apego que tenga el pequeño, no está. Por eso, es muy frecuente que los niños acudan a estos peluches cuando necesitan consuelo, cuando tienen que enfrentarse a situaciones nuevas o cambios, como cuando empiezan la escuela infantil o a dormir solos. En este enlace, puedes encontrar todo tipo de peluches para tu bebé, para ofrecerle esa tranquilidad y seguridad que necesita en determinados momentos de su vida.
Lo más habitual es que los objetos de apego sean de textura suave, que se puedan llevar de un lado a otro con facilidad, y que tengan un olor que relacionen con su hogar, por eso suelen ser los peluches los más habituales.
Los hemos denominado con anterioridad como objeto transicional, un concepto que fue desarrollado por el pediatra y psicoanalista inglés Donald Winnicott. Según este profesional se trata de un elemento objetivo y subjetivo al mismo tiempo. Objetivo, porque tiene su base en un objeto real, y subjetivo, porque se le atribuyen funciones que pertenecen al campo de la imaginación.
Es importante saber que es completamente normal tener un objeto de apego como no tenerlo, y que en cualquier caso no se puede forzar ni a encontrarlo ni tampoco a deshacerse de él.
¿Por qué y en qué momento adopta un bebé un objeto de apego?
El peluche de apego se suele adoptar hacia el octavo mes de nacimiento, un periodo que se conoce como la angustia del octavo mes, porque el bebé toma conciencia de que es independiente de su madre. Aunque estos cambios son completamente naturales, son momentos que en ocasiones generan cierto estrés en lo pequeños que a veces se sienten desprotegidos.
Este sentido, el peluche se convierte, en cierto modo, en un sustituto de la madre que le da apoyo y le proporciona calma y confianza.
¿En qué beneficia al bebé la adopción del objeto de apego?
La adopción de un peluche de apego tiene muchas connotaciones positivas, pues como hemos comentado les da seguridad, comodidad y compañía y, además, le ayuda a independizarse en cierto grado de sus padres, a reconocerse a sí mismo como un individuo independiente a las demás personas que lo rodean y también les facilita el relacionarse con otras personas y en otros entornos.
¿Qué tipo de objeto de apego es recomendable?
Como ya hemos visto, los niños pueden sentir apego por objetos de diverso tipo y debe ser el que ellos elijan, pero es muy importante que sea seguro, que sea blandito, que esté elaborado con materiales textiles seguros, que no contenga nada tóxico ni elementos de pequeño tamaño que puedan desprenderse fácilmente. También debe ser lavable, pues nuestros pequeños lo babearán y lo arrastrarán por todo tipo de superficies.
Es por eso que los peluches son ideales para cumplir esta función, pero nunca debemos bajar la guardia y debemos revisarlos a menudo, para asegurarnos de que se encuentran en perfecto estado, sin roturas que pueda hacer que el pequeño ingiera el relleno del muñeco, por ejemplo.
¿Hasta cuándo debe tener mi hijo un muñeco de apego?
Del mismo modo que es él el que elige el muñeco de apego, también será su decisión la que lo desvincule del mismo, dándole de lado cuando llegue el momento. Habitualmente, suele suceder en torno a los tres o cuatro años de edad, pues llega el momento en el que el niño es capaz de gestionar de manera autónoma sus miedos de abandono y es más independiente en su vida social y en sus relaciones con sus iguales.
No hay que preocuparse, en absoluto, si el objeto de apego le acompaña durante más tiempo, incluso toda su infancia, ni tampoco si vuelve a recurrir a él cuando atraviese momentos de mayor estrés, como puede ser la llega de un hermanito, un cambio de colegio o de maestro, una mudanza o la separación de los padres.
Los expertos desaconsejan, en cualquier caso, obligar al niño a desprenderse de su muñeco de apego solo porque ellos consideren que ya es demasiado mayor para él, ya que puede causarle una tristeza y una angustia innecesarias.